Caminando sin rumbo alguno.

Recuerdo del primer mensaje :

Hacía algo de frío por las calles esa mañana cuando caminaba sin rumbo alguno, una bufanda decoraba mi cuello y el viento acariciaba mis mejillas mientras dejaba que los pensamientos me envolvieran. En el suelo había una roca la cual noté frente a mí y, por ello, me detuve a verla.

Era tan diminuta e insignificante, no dudé en patearla con fuerza lejos de mí. Miré a mi alrededor y me hundí en hombros mientras mi nariz se congelaba. ¿Dónde estaban todos los demás? Había pensado que iban a reunirse en algún punto de la ciudad pero... ¿cuál era el nombre? No lo recordaba, había estado tan distraido con la banana que se había comprado que no prestó tanta atención.

-Mierda...- pensó sacando su móvil del bolsillo, enchecó sus labios. -Y ni una sóla llamada para preguntar dónde estoy.

Sentí como las honestas palabras de Rin penetraban en mi alma, la miré directo a los ojos y colocé mis manos sobre las de mi hermana mayor.

¿Amarme...? ¿Rin me amaba más que a un hermano? Aquella confesión si que fue inesperada y, por ello, mis labios temblaron en búsqueda de una respuesta que calmara mis pensamientos alborotados.

¿Qué sentía yo por ella? ¿Por qué me ponía nervioso y ligeramente ansioso saber que ella... veía más allá de nuestra hermandad? Acerque mis labios a su mejilla y la besé con cuidado y delicadeza.

-No...- susurré. -Un beso que yo busqué jamás podría marcarme de manera negativa...

Asentí con una pequeña sonrisa en mis labios sin dejar de mirar a Rin con mi mirada cálida. Aún podía sentir sus suaves labios sobre los míos y aquello provocaba que se me erizara la piel.

¿Pero qué era exactamente esta emoción? ¿En verdad... Rin me atraía de esa manera?

'Mas ella para... esto está bien.', pensé. 'Quizás deba dejarme llevar por primera vez en mi vida...'

-Un helado de banana y uno de naranja será. ¿No lo crees, Rin?- Solté tranquilo. -Después podemos pasar a ver aplanadoras al centro.