Hospital Central

Ni bien llegamos al hospital, las puertas se abrieron y ambos doctores nos llevaron a todos a través de miles y miles de pasillos. Ellos siguieron para adentro, pero yo tuve que esperar en la recepción. Parecía eterno, me estaba desesperando. Creería que pasaron horas – en realidad no se cuanto tiempo fue – hasta que los doctores vinieron a darme el “veredicto”.
- Resfrio? Posible gripe? – Eso era todo? Es un tarado, cómo se le ocurre tirarse allí con ese estado? Tenía tantas ganas de pegarle. – Puedo verlo? – El doctor movio su cabeza afirmativamente y me llevo hacia la habitación donde Kai reposaba.
Me explicó que su fiebre era muy alta, así que le dieron unos medicamentos. Cuando estaba entrando quiso hablarme de la otra chica, pero no le di importancia y me acerque a Kaito. Se veía tan frágil y tan débil, muy diferente del Kai que conozco.
- Que estabas haciendo ahí tonto? Te parece que descansar en un parque debajo de una tormenta, con fiebre, es una actividad placentera? – Si no se viera tan frágil lo hubiera golpeado, pero en lugar de eso preferí tomarle la mano y quedarme ahí. El perro se subió encima de la cama y se acostó al lado de Kai – no me había dado cuenta que me había seguido.
Suspiré un poco aliviada y me quedé ahí, esperando a que me mostrara sus ojos azules a través de su pelo enmarañado.

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Off: No estoy segura pero, me moví “sola” por el foro como creí que se hace. No se si tenía que escribir en el que decía hospital central o crear otro tema. Si hice algo mal me disculpo.

-Ay, mi cabeza... ¿Que demonios...?

Desperté en la habitación del hospital. Lo sabía porque habíamos estado aqui cuando Kaito quedó inconsiente. En fin, me dolía un poco la cabeza, pero no estaba resfriada, ni con dolor en las artuculaciones. A decir verdad, el dolor de cabeza se estaba haciendo algo tipico en mi... Ask, necesito Sake...

-¡Que estupida soy! ¿Donde habrán puesto a Kaito? Y... ¿Quien rayos nos trajo aqui?

Bajé de la cama y abrí la puerta. Nadie pasaba por ahí. Aproveché y miré algunas habitaciones. La de la habitación de Kaito estaba abierta, miré por la puerta.

-¡Kaito!

Me acerqué corriendo al él, se veía mucho peor que yo, y al lado de él había una chica. No la conocía pero su apariencia se me hacia vagamente familiar...

-Ohaio, soy Meiko, ¿conoces a Kaito?- pregunté tratando de averiguar quien era esa chica, su apariencia me era muy familiar, tal vez... ¿la conocia de antes?

Por la puerta entró la misma chica de antes, parecía haberse recuperado de su desmayo. Se acercó a Kaito volando, creería que con suma preocupación. Luego pasó a mirarme a mí.
- Ohaio, soy Meiko, ¿conoces a Kaito?- La chica se me quedo mirando con el rostro de alguien que trataba de descifrar un jeroglífico antiguo.
- Si, conozco a Kai desde hace un buen tiempo. – Respondí casi cortante. La mire con desconfianza, había algo en ella que no me gustaba, pero no sabía que era.
Me acerque a Kai y apreté su mano con más fuerza. Mi deseo de que él despertase era cada vez más grande, tenía mucho que decirle y tantas razones para pegarle. No me di cuenta, pero había dejado de apretar su mano y se la estaba acariciando suavemente. Creo que cuando ella lo notó, me dio una mirada llena de recelo. No supe porque, pero en ese momento me sentí como si ella estuviese defendiendo su territorio y por alguna peculiar razón, sentí que debía hacer lo mismo.
- De dónde conocés vos a Kai? – Puede que mi pregunta haya sonado normal pero hasta yo pude notar el aire hostigante con que la había formulado. Y por qué me tenía que importar? Estaba de mal humor, mi cabello aun seguía empapado y estaba en compañía de alguien que no me daba la mayor de las confianzas.
Me pareció que iba a responderme, pero entonces una enfermera entro a interrumpirnos, y prácticamente nos echó de la habitación, explicándonos que debían darle unas medicinas y dejarlo descansar. En tanto ello ocurría, habían unos papeleos de rutina del hospital, que debí llenar por Kai, quien por supuesto estaba incapacitado para ello.
La chica se sentó a mi lado a llenar sus papeles. Me dio la impresión de que cada tanto estaba asomándose por encima de mi hombro para ver como llenaba los datos de Kai – Se pensaría que soy estúpida? O que no conozco a Kai?
- Y bien? – Le dije con calma pero aun punzante. – No me contestaste. De dónde conocés a Kai? Si es que lo conocés o solo tuvieron un encuentro fugaz en aquel parque. – Aunque para ser sincera, no creería que Kai tuviese tan mal gusto.

-¿¡Que de donde conozco al estupido de Kaito!? Pues bien, te lo diré... ¡Ese chico y yo somos amigos practicamente desde que nacimos! Y si quieres saber que haciamos en el parque, ¡tuve que consolarlo porque la chica que le gusta a él besó a otro! ¿Feliz?

Estaba siendo dura, lo se, pero hay gente que a veces consigue sacar lo peor de mi (como Kaito cuando se pone pervertido) y esa chica no iba a ser la excepcion. Juraría que podría haber derribado el hospital de solo golpear la pared con mi puño. Me giré y seguí con los papeles, mas le vale que complete bien los de Kaito o se las vera con mis puños.

-¿Y tú de donde conoces al chico Shion? le pregunté, usando la forma en que nombraba a Kaito cuando estaba molesta. A decir verdad, hoy no era el mejor día de mi existencia, y esa chica no me lo iba a empeorar mas...

Había abierto levemente mis ojos, al tiempo que delante de mí, observaba a Meiko. Tenía un rostro preocupado y triste, el cual me era tan familiar últimamente. Junto a ella estaba… “Miku? …entonces estuve soñando todo este tiempo?” Pero cuando mi vista se aclaró… “…no, no es ella, es…Zatsu???” Zatsune estaba acá? Quizás aun estoy soñando.
Ambas salieron de la habitación, mientras la sexy enfermera entraba a darme unas medicinas. “Es la misma de antes…debo haber estado soñando, seguramente esa es Miku y vi cualquier cosa.”
La puerta se abrió y por ella entró un doctor. “Oh no, no de nuevo él...” El viejo estaba hablando nuevamente de extirparme el cerebro, de usar mis órganos y demás... “Ni se le ocurra acercarse a mí con ese serrucho, viejo! Lárguese de aquí!”. “Unos cortes por acá y otros por allá y entonces…” Decía como si cantase una canción, el viejo psicópata. Sin embargo; antes de que yo hiciera algo, la enfermera volvió a echarlo, otra vez. “Menos mal que hay alguien cuerdo por aquí…”.
Se fueron, esta era mi oportunidad. Me levanté de la cama casi de un salto, y junto conmigo alguien más saltó, un perro blanco al que no había notado a mí lado. “Entonces no fue un sueño…tu estas aquí…a menos que siga soñando.” El animal pareció entender lo que pensaba, porque me mordió de inmediato, haciéndome comprender que no dormía. “Oye, eso no era necesario!” Me pareció ver un atisbo de alegría en sus ojos. Tomé mi ropa y me cambie tan rápido que me había puesto el abrigo al revés. Lo acomodé y luego de calzarme me puse a buscar una ruta de escape. “Veamos…no puedo escapar por la puerta, podrían verme y volver a encerrarme, y tomando en cuenta a ese maldito viejo, me iba a amarrar con cadenas y hacer una interminable biopsia…” Caminé hasta la ventana, la cual estaba abierta. La caída no parecía muy grande, aunque habían muchas posibilidades de que volviese a parar a una camilla por mucho mas tiempo. “Qué dices? Crees que sobreviviríamos?” Le pregunté a mi peludo compañero. La verdad es que estaba consciente de que no sería agradable caer desde allí, pero estaba harto de estar en el hospital, no quería seguir allí como un enfermo, detestaba sentirme así; sin olvidar que el helado de aquí da asco, pareciera que intentasen matarme más que sanarme ¬¬”.
No hesité mas, me adentré por el hueco de la ventana y puse ambos pies sobre el borde de la pared exterior. “Mmm considerando la altura, diría que son…seis metros? Quizás? …esperemos que al cinética este de mi parte”. Nunca me falto coraje, sobre todo para las cosas arriesgadas. El perro estaba posado sobre el hueco de la ventana, como si estudiase mis movimientos. Me aseguré de saltar en un lugar donde al caer pudiese girar hacia delante. “Es momento de recordar lo que los monjes me inculcaron con tanto ahínco”. Salté y ni bien mis pies tocaron la tierra, me impulse hacia delante dando unos cuantos giros. “Bien hecho Kaito!” Me vitoree a mi mismo, hasta darme la espalda contra un árbol. “Ok Kaito, no cantes victoria tan pronto…tsk que día asqueroso….” El husky vino tras de mi, para él la caída no había significado nada. Me lamió la cara para que me levantase. “Gracias, pero no se si tendrás saliva curativa”. Le acaricié la cabeza y luego palpe su lomo para que me siguiera. Aun llovía…. Eso haría más ameno mi recorrido.
Al caminar sentí una punzada en el tobillo derecho, un dolor en mi hombro izquierdo y una especie de comezón sobre mi ceja derecha. Me decidí por ignorarlo todo e irme de allí lo antes posible. “Ven amigo, mejor estar en cualquier lugar antes que en el hospital de la muerte”. Ambos nos fuimos caminando por la calle sin rumbo aparente.

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Abandono el hospital.

-Acabé con esto, me largo...

Había terminado con los papeles y, sinceramente, ya me estaba hartando de estar tanto en el hospital. Quería irme al departamente Vocaloid, tirarme a mi cama y... y creo que dormir sería lo que haría en ese momento, o tal vez buscar One Cup Ozeki en la heladera. Abrí las puertas de un golpe y salí afuera. La calle estaba desierta. En cierta forma me sorprendió que nadie viniera a pararme, aunque claro, en ese hospital de %%% nada tenia sentido. Empecé a caminar hacia el departamento, empezando a pensar muchas cosas ¿Que tal estaria Kaito? ¿Lo tratarían bien? ¿Esa chica sabrá cuidarlo?

-Bueno, no me importa, de cualquier forma la que debe encargarse de él es su adorada "Miku"...- pensé con sarcasmo para mis adentros. Y seguí mi recorrido, sola, ignorante al destino...
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Me voy al Edificio A

La chica se levanto de golpe. Dejo los papeles y caminó hacia la puerta como si bajo de sus pies estuviese quebrando el suelo, parecía una fiera salvaje.
-Que chicas tan vulgares con las que te juntas Kai. – No me di cuenta que lo había dicho en voz alta.
Termine de llenar los datos. Me había asegurado de no llenar los referentes a su familia mientras ella estaba cerca, no sabía si Kai se había abierto con alguien más con respecto a su “amada” familia.
– Ahora que se fue, voy a ver como sigue. – Me dirigí a la habitación, aumentando el ritmo tras cada pisada. Pero al abrir la puerta me encontré con una escena que me cruzo los cables por completo. Kaito no estaba en la cama. Inspeccioné la habitación minuciosamente tratando de deducir como había salido de acá.
– Habrá saltado por la ventana? Es un descocado si hizo eso en su estado. – Y aun así, no me extrañaría mucho que así fuese. Kai era una especie de “adicto” al peligro, recuerdo que solía decir que se sentía vivo al evadir a la muerte.
– Maldito insensato. – Dije en voz alta y luego salí corriendo de la habitación y luego del hospital. Me pose debajo de su ventana, buscando rastros o algo. Me parecía increíble que pueda de allá sin un rasguño en ese estado tan lastimoso.
– Kaito Shion, si te encuentro te puedo asegurar que voy a hacerte pagar por esto. – Creí que lagrimas brotarían de mis ojos, pero me las ingenie para guardarlas dentro. – Mi cabello se volvió a mojar. – Corrí. No tenía seguridad de que esta fuera su dirección, pero si me quedaba parada allá iba a terminar por quebrarme. Y entonces marché.

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Salí por las calles n_n