Salida de media tarde [Kaito]

Ah, ¿Porqué estaba tardando tanto?
Ya ni siquiera recordaba la hora que había quedado en encontrarme con Kaito, pero aún así, me apresuré, ya que iban a ser cerca de las 17 hs y si mis recuerdos no me fallaban, habíamos quedado a las 17:30, pero...¿Y si mi memoria me estaba fallando?
Odiaba a veces ser tan distraída, en momentos como ese necesitaba saber cone exactitud qué sería de mi vida, así no debía salir corriendo de casa. Sin embargo, ya no podía hacer más que apurarme y estarme temprano en caso de haberme equivocado de horario. ¿O acaso llamarlo y decir: "-Hola Kaito, olvidé a qué hora nos encontraríamos-" era una buena opción? No, no lo era.
Por eso, luego de bañarme, me apresuré a cambiarme, aunque lo que más tiempo me tomó sinceramente fué el peinarme. Era muy cuidadosa con el arreglo de mis colitas.
Salí apurada del departamente y me dirigí al punto de encuentro dónde habíamos acordado vernos. El café.
Podía sonar algo adulto y aburrido, pero era tranquilo, y eso lo hacía más cómodo, más pacífico. Era bueno distraérse un poco y no estar siempre encerrados con los demás, entre gritos y risas, aunque debía admitir que era muy divertido ir al karaoke todos juntos.
Llegué al local y miré por el gran ventanal que daba hacia adentro, busqué con la mirada a Kaito, pero no estaba allí todavía. Suspiré aliviada.
Me quedé en la puerta de entrada, reposando mi peso sobre la pared que daba a la calle, esperando que él llegara...

Estaba sentado en la terraza de la capilla. Adoraba sentir el viento alli arriba, uno de los lugares mas altos de la ciudad. Esto traia a mi las mas hermosas sensaciones y recuerdos de viejas epocas que quizas deberia olvidar y quizas queria aun que volviesen a mi.
Saque mi violin de su estuche y comencé a tocar una melodia que me encantaba.



Ni bien deje mi instrumento a un lado, deje ir un leve suspiro, mire al cielo y me recoste sobre las tejas de la capilla. Creia que me iba a quedar dormido ahi mismo, pero de repente oi sonar la camapana que me hizo despertar. "mmm, que hora sera?" me asome para ver el reloj. "Ci-cinco y cuarto???". Tome mis cosas y cual gacela corri escalera abajo a traves de toda la estructura hasta llegar a la entrada. "Veamos...donde quedaba el cafe? Deberia prestar mas atencion a lo que Miku dice.." Recapacite buscando una señal. "...o va a darse cuenta y comenzará a golpearme como Meiko...-___-" bueno, no se le dicen cosas a un hombre cuando esta mirando football soccer o si? y menos cuando esta mirandolo mientras come helado". No tenia caso que pensara en eso, lo mejor era preguntar a alguien...aunque no estaba seguro de que iba a preguntar si ni siquiera sabia el nombre. "Recordar Kaito, debes decir que no recordabas el nombre, nunca digas que no lo sabias porque quedaras mal" Repetí esa frase una y otra vez mientras buscaba una cafeteria, revisando por los vidrios de la misma, si alguna chica de cabello esmeralda estaba dentro. "Y si no ha llegado aun? y si ya habia pasado por el local correcto? Bien hecho Kaito, te has ganado una valiosa presea".
Completamente vencido me retire hacia la casa a buscar alli informacion que pudiera indicarme el lugar. La ciencia de la deduccion no me estaba funcionando muy bien...
Doble la esquina y enfrente vi una gran cafeteria de grandes ventanales, quizas alli tendria suerte. Cruce la calle apresurado y casi pegando mi nariz vi a traves del traslucido, pero sin suerte...
"Demonios...Miku donde estas? Debo habe recorrido todas las cafeterias del mundo" Acaso se estaria arreglando todavia? Usando los famosos cinco minutos de las mujeres? Porque veran ustedes...para un hombre cinco minutos son cinco minutos...para una mujer es un tiempo indeterminado -__-"...no obstante, podia esperar a Miku por horas si era necesario...pero donde diablos estaba?
Mientras me trataba de asomar por el otro ventanal, me lleve casi por delante a una joven, y ambos caimos al suelo, uno encima del otro. Al abrir mis ojos pude ver unos cabellos finos y verdes y unos ojos color esmeralda.
"Mi-miku...?"

Los minutos pasaban, talvez más lento de lo que en verdad era, y no sabía si era por culpa de pensar que talvés había olvidado bien la hora en que quedaría encontrarme con Kaito y talvés este ya se había ido; o si era porque sabía que en verdad moría por verle.
Probablemente fuese una combinación de ambas.
Ya ni siquiera sabía qué hora era, me daba miedo mirar el reloj, parecía que ese día cada vez le hechaba una ojeada el reloj me atacaba, el horario tenía algo en contra mía, podría jurarlo resignada.
Suspiré para mi misma, recargando el pequeño bolso que llevababa en mano sobre uno de mis hombros.
-Otro día será...Supongo.- Murmuré en un volúment tan bajo e inaudíble que dudo alguien más lo halla escuchado. Completamente resignada, dí media vuelta pero no pude siquiera dar un paso.
De repente no entendí nada, solo sentí como mi cuerpo colapsaba inevitablemente con algo o alguien más.
Me caí al suelo sin remedio ni posibilidad alguna de que no sucediera, y en cuanto pude, intenté que mi vista me fuese fiel de nuevo; abrí los ojos y busqué con la mirada, incluso si aún estaba algo shockeada, el cuerpo con el cual me había tropesado.
Lo primero que ví fué su cabello, resaltaba entre todas las demás personas, no solo por su color azulado, para mí era mucho más especial.
Luego pude ver su rostro, tan sorprendido como debía verse el mío, y para mi suerte, tan familiar que mi corazón de repente se volvió en un vaivén de latidos desenfrenados.
-¿Kaito...?- Murmuré al unísono de él que llamó a mi nombre. Mis ojos se abrieron, brillantes y deslumbrados.
-¡Kaito!- Afirmé esta vez, sin controlar que, desde dónde estaba sentada, me abalancé sobre su cuerpo, terminándolo de acostarlo en el abrazo repentino que le dí.
-¡Menos mal que llegaste!-