Calor infernal (Libre)

Qué aburrida había sido la tarde. Desde la mañana que había terminado de grabar, y luego el mediodía que habría almorzado con Gakupo, estuve sola en los departamentos. ¿Porqué todos habían salido?
Mufé molesta para mí misma cuando llegué a casa y noté la ausencia de mi familia. Dí vueltas durante un rato, y resignada, me tiré en la cama. Luego de un rato, en el que casi me quedé dormida, me levanté rendida por el calor y decidí ir a tomar un helado, aunque fuese sola.

No me tomó más de unos minutos llegar a la heladería, el calor se había vuelto tan sofocante que mi entrada al local se volvío casi bailada de la emoción mientras que pensaba en un semi canto -¡Aire acondicionado!-
Divertida por esto, abrí la puerta con emoción y fuerza, probablemente más fuerte de lo que creí. Entonces ví un rostro que fué más que familiar para mí.
-¡Onii-san!- Exclamé con una nueva sonrisa más pronunciada en mi rostro, abalanzándome sobre él cuando su figura se hizo real para mi vista, abrazándolo con emoción. Noté que su rostro se veía frustrado, y lo observé algo preocupada.
-¿Umm?...¿Sucede algo?-

Miraba con horror el frio cadaver de mi precioso helado... ¡QUE NI SIQUIERA LLEGUE A PROBAR! Alguien me estaba abrazando, pero yo me encontraba en estado de shock. Crei escuchar que la persona que me abrazaba me hablaba, y ahi reaccioné y aparté mi mirada del helado.

-¿Miku?

Y ahi entendi lo que sucedia. Yo adoro a Miku, pero siempre me pasa lo mismo con ella. Siempre sale algo mal... y esta vez la victima fue mi helado. Las lagrimas se algoparon en mis ojos.

-Mira - le dije señalando el suelo, a mi queridisimo helado -Voy a buscar otro - le dije con gesto ausente. Todavia no me recuperaba del shock. Y me girè en dirección al mostrador.

La emoción que me invadió al saludar a Kaito se desvaneció al notar la tristeza que recorrió los gestos que se dibujaban en su rostro.
-Onii-san...?- Susurré cuando noté que pronunciaba mi nombre en un tono de prerroga, luego seguí con la mirada lo que me indicaba que viera.
En el piso había un helado. Lo miré pensativa un momento, no me costó mucho deducir que era suyo, y que evidentemente, por mi culpa, había caído al piso.
Me sentí horrible en ese momento, instintivamente me alejé de él, dejando que se alejara para buscar otro.
Le seguí por la espalda, intentando ocultar el gesto afligido en mí.
-Onii-san, lo siento...Fué sin querer.-

- No te preocupes - le dije sonriente a Miku, no queria ver ese rostro tan triste. Me destrozaba...


-Probablemente me lo hubiese tirado ensima yo solo - dije mientras la abrazaba. - Dime, Miku~chan, ¿¿que helado te compro??